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martes, 15 de noviembre de 2016

CUENTO DE ADVIENTO
Hace tiempo que un viajero en una de sus vueltas por el mundo, llegó a una tierra, le llamó la atención la belleza de sus arroyos que cruzaban los campos, los sembrados.
Habiendo caminado ya un rato, se encontró con las casas del pueblo, sencillas, coloridas y con la puertas abiertas de par en par.
No podía creerlo ..., él venía de un lugar muy distinto.
Se fue acercando pero su sorpresa fue mayor cuando tres niños, hermanitos, salieron a recibirlo y lo invitaron a pasar.
Los padres de los niños invitaron al viajero a quedarse con ellos unos días.
El viajero mientras estuvo allí aprendió muchas cosas, por ejemplo: a hornear el pan,
trabajar la tierra
ordeñar las vacas...
Pero había una cosa de la cual no podía descubrir el significado. Cada día y algunos días en varias ocasiones el papá, la mamá y los hermanos se acercaba  a una mesita donde habían colocado las figuras de María y José, un burrito marrón y una vaca.
Despacito dejaban una pajita entre María y José.
con el correr de los días el colchoncito de pajitas iba aumentando y se hacía más mullido.
Cuando le llegó al viajero el momento de partir, la familia le entregó un pan calentito 
y frutas
para el camino, lo abrazaron y lo despidieron.
Ya se iba cuando dándose la vuelta les dijo:- Una cosa quisiera llevarme de este hermoso momento.

Por supuesto le contestaron ¿Qué más podemos darte para el camino?

Y el viajero entonces preguntó: ¿Por qué iban dejando esas pajitas a los pies de María y José?

Ellos sonrieron y el niño más pequeño respondió:

Cada vez que hacemos algo con amor, buscamos una pajita y la llevamos al pesebre. Y así vamos preparando para que cuando llegue el Niño Jesús, María tenga un lugar para recostarlo, Si amamos poco, el colchón va a ser un  colchón delgado y por lo mismo frio. Pero si amamos mucho, Jesús va a estar más cómodo y calentito.
El viajero parecía comprenderlo todo. Sintió ganas de quedarse con esa familia hasta la Nochebuena, pero una voz adentro  suyo lo invitó a llevar por otros pueblos lo que  había conocido, tanto de nuevas labores, como de los corazones sencillos tan llenos de amor, como los de esa familia...
(desconozco el autor)
Creo que es un cuento muy bonito para compartir en este tiempo de Adviento.